jueves, 28 de agosto de 2008

Carta a un Hombre Desconocido



Tu... que no existes, que no eres mas que la concentración de todo lo que he vivido hasta hoy; eso que busco y solo encuentro en pedazos. Eres el justo reflejo de la intensidad en un alma sin complicaciones; eres simplemente una persona que siente, habla y piensa, justamente en ese orden. Un alma libre pero no tanto como para ser totalmente individualista. Un romántico de corazón, pero con los pies en la tierra.

Hasta este momento he pasado por mucho, y me ha quedado aun más. A ti que eras inalcanzable, gracias por demostrarme que lo que parecía imposible era tan fácil de alcanzar, y aún más satisfactorio cuando no podía tenerlo.

A ti que fuiste una segunda opción, te agradezco haberme mostrado que el plan B puede ser mucho mejor que el plan A, que las cosas buenas vienen de lugares inesperados.

Tu, que me hiciste tanto daño... gracias por hacerme ver que el corazón siempre sana, y que podemos sentir de nuevo, como si fuera la primera vez; pero también por abrirme los ojos y demostrarme que cualquiera puede hacernos daño, y que los finales abiertos nunca son un final.

A ti, que me demostraste que tu pareja también puede ser tu mejor amigo, gracias por todo lo que aprendí junto a ti; y te dejo claro que nunca nadie ocupará tu puesto, porque nadie lo podría llenar, porque a pesar de todo eres inigualable, o de mis propias palabras, eres genial, y ten en cuenta que siempre extrañaré tenerte a mi lado.

Tú, que eras la persona correcta, te agradezco el haberme demostrado que un clavo no saca a otro clavo, y que me gustan las cosas difíciles en la vida.

A ti, que eres una de las personas más especiales que he conocido, junto con complicada y extravagante, te debo el haber aprendido a tener paciencia, a dejar que las cosas fluyan a su ritmo, aún cuando el desenlace no vaya a ser el deseado; gracias por demostrarme que aún cuando amo la intensidad, esta no se hace agradable si viene acompañada de igual grado de complicación.

Y así como doy gracias, debo pedir perdón... por no soportar tenerte cerca, por no darte una segunda oportunidad, por haberte hecho igual o más daño que tu a mí; por no haberte dicho que el amor no todo lo puede y que la distancia todo lo daña, perdón por no decirte que no me gusta lo fácil de la vida, y por último perdón por complicarte aún más y por lo que está por venir, porque aprenderás poco a poco que te encanta lo que te hace daño...

Y seguiré esperando, porque sé que las piezas terminarán juntándose, y encontrarme eso que ni siquiera se que estoy buscando...

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