lunes, 29 de junio de 2009

Nuevo Capítulo…

Nunca he podido hacer las cosas de la manera normal, no recuerdo algún momento de esta vida en la que haya sentido las cosas de manera correcta. Esta no es una excepción, el problema está en conseguir las palabras correctas, no dejarnos llevar por la situación y establecer un punto de corte. Hasta dónde debemos llegar antes de hacernos daño, cómo saber cual es nuestro límite y en que momento nos estamos perdiendo dentro de una situación.

Quiero que me quieras, y ni siquiera sé si yo te puedo querer de vuelta; es un apetito infinito, una necesidad de hacernos importantes y marcar la vida de alguien. Honestamente, no sé cómo comenzar esto, no se si es solo un impulso, un flash hormonal, o un sentimiento. Quiero saber que tienes en la cabeza y que ocurre dentro de ti cuando me ves, si es que ocurre algo. Te veo ahí, pero no te puedo tocar, solo me queda sentarme a esperar ese movimiento que no ha de llegar nunca, la materialización de esas intenciones que a veces vislumbro en tu mirada. Quiero que me des un espacio para demostrarte lo que soy capaz de hacer, aunque eso no te vaya a sorprender. Quiero que veas más allá de mis acciones, que la mayoría del tiempo son equivocadas e incorrectas.

Eres eso que llevaba tiempo buscando, al menos a primera vista, y tenía demasiado tiempo sin sentir este impulso, la necesidad de perseguir lo que quiero. La puerta está abierta para que entres a ordenar todo esto que no tiene sentido. Tengo una sombra en mi interior que no parece querer desaparecer, y solo logro hacerla crecer poco a poco, me he perdido poco a poco en esta telaraña que me ha tocado tejer para mantener las piezas juntas. Entiende que no eres una simple liberación, un sencillo impulso; eres una fuerza compleja, que me hala y me empuja en todas direcciones, solo quisiera dejarme llevar, pero con cada movimiento me desorientas por completo.

Necesito creerme todo esto, necesito sentirlo y probablemente sufrirlo, porque es lo que me prueba como ser humano; es el vínculo con la persona que fui en algún momento, eso que ahora no es más que una silueta que se pierde en el horizonte, y se encuentra cada día mas lejos. Necesito que las cosas sean como son y que todo se termine de venir abajo si eso es el destino, para poder comenzar de nuevo.  Quiero que todo termine de consumirse, y no queden más que cenizas, para dejar que se las lleve el viento y hacer de este capítulo algo nuevo, diferente, fresco y, si es posible, resplandeciente.

lunes, 22 de junio de 2009

Estaba congelado…

 

12

Siempre has estado aquí, eres eso que vemos cuando abrimos el congelador; aquel pedazo de algo congelado, que sabemos lo que fue, y esperamos que siempre tenga el mismo sabor. He abierto esa puerta demasiadas veces ya, siempre con miedo a tomar lo que hay dentro, y cada vez que lo hacia me invadía el miedo a dañarlo, a conseguirme con una realidad diferente a la que esperaba cuando congele aquella memoria.

Han pasado años y supongo que espere que siempre fuera lo mismo, finalmente me decidí a tomar el riesgo, a no ver más esa imagen como la he vivido desde hace tanto tiempo. Abría el congelador y saque aquella memoria, y la deje ahí, para que el tiempo me dijera que hacer con ella, para que el pasar de los días me mostrara lo que me iba a encontrar más adelante. Y día tras día me acerqué, sin ver el cambio, sin notar que aquello no era la misma imagen que yo tenía en mi mente de años atrás.  Me sorprendí como aquel que imaginó el mundo acabado para el cambio de milenio, y nos ve a todos caminando cada día porque nada ocurrió.

A veces la vida nos sorprende, ese día entre a aquel lugar y sentí como aquella enorme ola de calor no había dejado ni rastros de mi memoria. Me conseguí con que los años mantuvieron un exterior idéntico, mientras en el centro de eso que congelé todo se desmoronaba. Vi como funciona la evolución de la peor manera posible, vi como, si es cierta la supervivencia del más apto, yo no quiero vivir en un mundo de seres humanos aptos. Pude, por primera vez en mi historia, ver como destrozabas mis expectativas, creencias y recuerdos, y te transformabas en mí; con todos mis defectos, y aparentemente sin mis cualidades. Fuiste poco a poco esculpiendo tu interior a un modelo nuevo, sin modificar las primeras apariencias, y al momento de seguir con tu vida solo explotaste, colapsaste por completo y acabaste con toda esa corteza que permanecía congelada.

Y ahora solo quiero acabarlo, mantuve eso tanto tiempo congelado, que ahora logré ver la transformación y lo odio. Nunca quise que terminara así, pero quisiera poder colocar todo en una bolsa, y dejarlo en la puerta de mi casa hasta que el aseo lo recoja. Quiero que te lleve el viento, o tal vez algo tan mundano como un perro callejero, si fueras una chaqueta te regalaría al primer recogelatas que pase, para no verte más nunca; así de insensible soy, así de mucho repudio tu nuevo yo.

lunes, 8 de junio de 2009

Odio esto…

Me odio… odio mis capacidades, mis pensamientos y mi persona en general… Odio mi necesidad de seguir aquí sin importar lo que ha pasado, detesto mi capacidad de olvidar todo lo que ha ocurrido y de desechar este manojo de hechos y conocimientos que ahora tengo en mi mano.

Y te odio a ti, a tu maldita sonrisa perfecta y tus ojos transparentes vacios de malas intenciones. Te quiero romper, acabar con toda esa perfección y transformarte en el mismo estrago de ser humano en que tu me has hecho mutar después de tantos años. Quiero ser un desastre natural que acabe con tu mundo, y no de buena manera, quiero que entiendas lo que haces con tu mirada cada vez que la siento sobre mi y lo que haces con tus intenciones cada vez que las escondes. Quiero que te ahogues, que te asfixies, que cual persona encerrada en un cuarto en llamas, te veas encerrado, sin espacio ni aire para respirar por todas las palabras que te has tragado, por todas aquellas veces que no has respondido.

Por qué no puedes simplemente explotar, desaparecer, perderte… Por qué no puedes dejarte ir, entregarte y dejar de mentirte a ti mismo. Te presentas con tu moral ficticia que cambia a medida que gira el mundo, pero siempre tendrás la razón, porque en tu pequeño mundo eres el rey. Quiero pervertirte, mostrarte todo lo que te has perdido y luego dejarte ir, como tu lo has hecho conmigo en varias ocasiones. Me provoca golpearte y producirte dolor, para que entiendas un mínimo porcentaje de lo que yo he sentido por tu culpa, por tus inmadureces y tu falta de seriedad, por tus cochinos juegos mentales y tu careta de inocente