Estoy, por primera vez en largo tiempo fuera del hueco, sin darme cuenta; y me pregunto si fue que un día sin más me levanté y vi la luz...
Somos todos criaturas complicadas, buscando justamente lo que no podemos obtener... entre más se nos niega, más lo queremos, y terminamos culpando a la vida por la situación, cuando la realidad es que nada ni nadie, aparte de nosotros mismos, tiene la culpa. Nos encanta tener una razón para sufrir y lamentarnos porque todos tenemos algo de masoquistas. Podría asegurar incluso que cada vez que todo está bien recurrimos a ciertos niveles de autosabotaje, solo para hacer las cosas ligeramente más graciosas.
Ni hablar de lo que ocurre cuando las cosas van mal, porque nos encanta hundirnos más aún... escuchando canciones deprimentes cuando ya nuestros ánimos no dan más; vemos películas que sabemos nos harán llorar, e intentamos sumergirnos en el alcohol, conscientes de que solo terminará en horas de llanto y una resaca aún peor en la mañana.
En resumen, somos tóxicos para nosotros mismos en la medida de lo posible y más allá de las barreras de lo imposible. Al final todos tenemos un masoquista a flor de piel, y un espíritu pesimista esperando para explotar, al punto que se nos hace más fácil calcular que podría salir mal, cuando la vida nos da un millón de buenas opciones. Tanto así que cuando todo va bien vivimos en la incertidumbre, esperando el momento en que todo se voltee.
El asunto está en que no creo que esto deba seguirse llamando pesimismo o masoquismo, sino naturaleza humana... porque esta tan inmerso y arraigado en nosotros que no queda otra salida, porque está presente en todos, a mayor o menor grado...
Y tú, a mí, me tienes la vida hecha un yogurt...
martes, 2 de septiembre de 2008
Me tienes la vida hecha un yogurt...
Me sorprende, no el estar aqui, sino verte desde otro punto de vista... podría ponerme en tus zapatos, pero. honestamente, no quiero hacerlo
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