domingo, 15 de febrero de 2009

Al otro lado del espejo

Conocí a mi alma y me hace ver como una idiota…




Conocí a mi clon y definitivamente era un idiota; ese tipo de idiotas que encantan, a los que es imposible no hacer caso. Me reí horas, minutos y minutos contínuos de risa indetenible, era simplemente impresionante… es uno de esos baños de horas, en los que terminamos arrugados, sabemos que deberíamos salir de ahí antes de morir ahogados, pero preferimos no hacerlo.


Es algo totalmente extraño, alienante, que nos deja fuera de lugar, en un momento todo es normal… diez minutos después nos vemos de frente con nuestro negativo, es nosotros, pero a lo inverso, es nuestro reflejo, pero masculino; es simplemente extraño. Cuando nos ocurre esto se nos descuadra la vida, quedamos fuera de nosotros y tomamos todas las decisiones equivocadas; nos sentamos en la cama… horas… a pensar, a reconsiderar, a revivir el momento. Reflexionamos de lo ilógico, improbable y divinamente extraño que es encontrarse en esa situación. Son momentos en los que es difícil no quedarse enganchado.


Conocí a mi doble y me encantó, me mostró todo lo que quería, me dijo justo lo que tenía que decir y actuó justo como tenía que hacerlo. Me divertí, me entretuve horas sin darme cuenta y perdí el tiempo con gusto. Si he de describirlo es el ser perfecto, e incluso tiene cuerpo propio, es todo lo que he dicho que quiero ser, en un empaque de lujo, es tan perfecto que intimida. Conocí mi equivalente, y me da miedo, me cubre la incertidumbre y el alma se va derritiendo poco a poco bajo la presión de encontrar algo que llevabas años buscando, a ti mismo.


Y así de pronto una noche se transforma en una imagen irrepetible, una ocasión se vuelve un clásico en nuestra cabeza y un momento se transforma en una vida frente a nuestros ojos, una vida que dura 5 minutos, no más…

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