martes, 14 de octubre de 2008

Me robaste...

La verdad es que entregué mi corazón hace tiempo, y nunca lo recibí de vuelta completo


Me robaste mis sueños y mis ilusiones, y me dejaste solo noches vacías, de sueños blancos. Me robaste las ganas de seguir adelante por mi misma, y me encuentro ahora en medio de la nada sin una dirección que seguir. Te llevaste todas mis nociones de lo que es una vida y me dejaste con las ganas de hacer nuevos planes que me cambien el mundo. Te fuiste de mi vida con la intención de no saber más de mí, mientras que yo me quedé aquí, paralizada en un momento sin fin en el que solo quiero saber de ti.


Te veo, a lo lejos, con nuevas compañías, pero los mismos hábitos y actitudes. Y me siento aquí solo para observarte ser feliz y esperar que eso llene mi vida. Te llevaste mis noches de ilusión y me dejaste la decepción de un futuro que nunca llegará pero que siempre esperaremos. Me robaste mi fe en la humanidad, en la confianza que provee el tiempo, y me quede con los restos de una amistad que nunca fue eso, de un romance que jamás llegará a su desarrollo, y de una historia triste que nunca tendrá un final. Te fuiste con mi posible final feliz, y no me dejaste un mapa para conseguir uno nuevo. Te marchaste de mi vida y te aseguraste de hacer suficiente daño con tus últimas palabras como para hundirme lo más posible, y aún así, no hay rencor dentro de mi corazón.


Te largaste de mi vida sin saber cuánto te amé, porque nunca te lo dije ni te lo demostré, porque nunca me permitiste darle riendas libres a este corazón que acaba de explotar por ocultar todo lo que siente por ti. Te robaste hasta mis lagrimas, porque no habrá un día mas que las derrame y no te tenga en mi mente, y peor aún en mi corazón. Te levaste mi concepción de amor, la hiciste pedazos, y me la devolviste en un estado que no logro entender. Te fuiste, en un momento glorioso, una salida impresionante, que te garantiza estar limpio de toda culpa, y justo en ese momento te llevaste mi confianza en mi misma, mi autoestima y mi valor, dejándome solo el inútil orgullo que me demuestra cada día lo estúpidos que somos.


Y así te fuiste, sin más ni menos, reclamando todo lo que un día hiciste y posiblemente arrepintiéndote de todo lo que pasó, y mientras me dejabas aquí, sin arrepentimientos, solo recuerdos, y una vez más, como siempre que tiene que ver contigo, me quedé solo con las partes buenas. Me dejaste, cuando más te necesitaba, cuando te pedí que no lo hicieras, por alguien que ni siquiera tiene el valor de trabajar con el mundo como es, sino que tiene que transformarlo todo en una lucha existencialista, donde alguien debe desaparecer.


Me dejaste aquí, no más, estacionada mientras en medio de una autopista, todo se mueve a mi alrededor y yo no logro iniciar algo nuevo. Te robaste mis ganas de seguir, al menos por el momento, y me dejaste una máscara para ocultarle al mundo el verdadero estado de mi vida. Te llevaste mi voluntad y lo cambiaste por un orgullo sin sentido. Te robaste mi corazón, y cada vez que me lo devuelves, me quitas una parte.

No hay comentarios: