Henry David Thoreau
Tuve un sueño, fue tan real que me lo creí, completo, de principio a fin, solo para despertar y darme cuenta de que no fue más que una ilusión, como siempre; y es así como me levanté, después de mucho esfuerzo, decepcionada, porque se que no ha de pasar… y continúo el día a un ritmo que no es mío porque sigo esperando que todo ocurra, aún cuando se que no va a ser así. Me deprimo por fantasías imposibles, y me hundo entre sábanas y oscuridad, porque no hay nada más seguro que mi propia cama; aquella cama que me traicionó la noche anterior, que me dio ilusiones que hoy, poco a poco, me matan.
No quiero volver a soñar, porque quiero alejar todas esas ilusiones que solo me harán daño, evito dormir porque, si en algún momento Freddy Krueger atormentó mis noches y sueños, esto es todavía peor. Prefiero tener miles de pesadillas a ese sueño dulce y placentero, que solo me perturba la consciencia cuando estoy despierta. Prefiero ver monstruos, espantos y fantasmas en mis sueños, que verte a ti; prefiero tener miles de sombras de las que huir, que enfrentar la decepción de que mis sueños nunca se harán realidad.
Era tan placentero mi descanso cuando hace un mes no soñaba, cuando depresiones anteriores me habían matado toda capacidad de imaginar situaciones, colores, escenas; pero tu llegaste a cambiarlo todo una vez más. No pudiste controlarte y tenias que venir a alterarlo todo, a demostrarme, una vez más, donde está mi felicidad, al mismo tiempo que me mostrabas lo imposible que sería alcanzarla. Por qué tenias que volver, a hacer renacer mi obsesión por las cosas imposibles, por qué regresar a romper con mi costumbre de tener los pies en la tierra.
Solo quiero paz, solo quiero seguir viviendo como si no existías, solo quiero dejar de soñar para no verte más…
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