Te odio… te odio tanto que no puedo dejar de pensar en ti; ocupas mi mente la mayoría del día… hasta cuando mi consciencia esta lejos
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Estaba ahí, en medio de cuatro blancas paredes, luces en el techo, arropada y sumida en un estado de consciencia que iba más allá de mi comprensión. Mi mente no estaba ahí… solo mi cuerpo y mi corazón… no había nada de por medio, nada que evitara que me encontrara a solas con mis sentimientos. Miles de voces en mi cabeza, diciéndome que sentir, que pensar, que decir.
Decidí, en ese momento, que te odio, que eres la fuente de todos mis problemas, que todo comenzó por ti… y así tal vez ha de terminar por ti también. Me di cuenta de que te odio tanto que solo quiero verte, abrazarte y besarte… solo quiero estar contigo… Mi vida terminó girando a tu alrededor, pero te odio. La verdad es que si, eso es lo que siento, y lo siento por una sola razón, porque todo parece tan imposible que se me escapa de las manos.
Te odio porque eres esa persona que me ha hecho sentir de mil maneras diferentes, que me ha hecho cambiar, pensar y sentir cosas nuevas, y han pasado años… casi décadas, y aún así no lo puedo superar. Te odio porque no importa cuanto lo intente no puedo olvidarme de ti; es que honestamente detesto que pasa el tiempo y sigues significando lo mismo. Odio que contigo siento más de lo que quiero, aún cuando se que me vas a decepcionar. Te odio porque tu vida no tiene nada que ver con la mía, porque no me tomas en cuenta o al menos eso parece… porque siento que no te importa nada, y luego me demuestras lo contrario… porque intento superarte pensando que no sientes nada, pero luego me demuestras lo contrario.
Es simple… te odio porque me gustas demasiado, porque rompes con todos mis límites, y porque honestamente a veces siento que no puedo vivir sin ti…
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